EN EL AIRE Y MÁS ALLÁ...

martes, 29 de enero de 2013

12 HORAS SIN LUZ


La noche del viernes se fue la luz en mi departamento, como ya era de noche inmediatamente encendí una vela para poder tener algo de visibilidad.

Sonreí al llevar a cabo ese gesto, me trajo un agradable recuerdo de niñez, cuando se iba la luz en casa y mis padres encendían velas con el mismo fin que yo.

Me acuerdo cuando nos enseñaron a pasar el dedo en mitad de la llama, y el miedo que me producía pensar que podía quemarme… y cuando finalmente,  con los ojos totalmente abiertos y con la respiración contenida, lo hice comprobando que, en efecto, no causaba ningún daño.

Además contábamos alguna historia de miedo en penumbras, y papá nos hacía dar un salto de susto con algún golpe en la mesa cuando estábamos más atentas.

Una noche me incendié un mechón de pelo y extinguí rápidamente el fuego, antes de que se dieran cuenta, sin daños mayores que un olor a chamuscado y un mechón corto.

 Pero sobre todo recuerdo las ganas de que volviera la luz para poder apagar las velas de un soplo, la discusión con mi hermana sobre quien lo haría o la carrera hasta los candelabros en cuanto volvía la electricidad.

Tenía menos de ocho años, son recuerdos vagos… Pero afloraron todos cuando me quedé en tinieblas. Esperé un momento a que volviera, pero tardaba, y yo estaba sola; ni dedos cortando llamas, ni historias de miedo, ni pequeños incendios fortuitos, ni con quién pelear por sofocar el diminuto fuego.

Me acerqué al destello naranja y exhalé un suspiro que acabó con el brillo, dejándome a oscuras, pero con una sonrisa infantil en los labios.


4 comentarios:

  1. Eso es, como en los trabajos, cuando hay poco texto lo escribes a letra grande :P

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  2. Digamos que a las 3 de la madrugada ya no leo muy bien y necesitaba una letra más grande :p

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  3. Bonitos recuerdos! Siempre está bien revivir la niñez, aunque solo sea por un momento :)

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