El día que deje de beber cafeína antes de acostarme, ese día me abandonará el insomnio al fin...
Mientras tanto escribiré las noches en vela, cuando la brisa con su siseo me invite al relax y la meditación, o al recuerdo, o a soñar despierta ya que mis párpados no quieren caer...
02:20 am. Luna menguante envuelta en misterio, en terciopelo oscuro que la cubre y descubre a su antojo.
Estoy en la gloria. hace una semana la colgué en mi terraza: Mi hamaca.
24º, se está bien aquí, suspendida en el aire a un metro del suelo.
¿Qué toca hoy? ¿Recordar? Sí... Es culpa de la luna.
Casi puedo ver dos siluetas al fondo, besándose, creándose adicción.
Pero solo es la traición del recuerdo, un sucedáneo del momento perfecto.
Y luego... El presente.
Afirmación demoledora, innegable. Apenas pude sonreír... ¿Qué sino...? No se me da bien hablar.
Comunicación, eso es lo que me falta, lo que me agobia, lo que puede conmigo.
Sé que mereces algo más y lo tendrás... Todo a su tiempo.
Te toca.
En mi ligero vaivén, hasta el ruido nocturno me tranquiliza.
Me satisface comprobar que la palabra esfuerzo va ligada a la palabra recompensa, al menos en algunos ámbitos.
Quizás en todos... aunque me falte valor para comprobarlo en alguno más.
Me siento feliz ahora mismo. Así, aquí, sin más.
No preguntes porqué. Si hay motivos, quizás tú eres uno.
Bendita curiosidad que me llevó a tus brazos y no me permite alejarme, me mantiene despierta especulando, buscando la forma de huir...
No hay manera de escapar porque simplemente no estoy atrapada, no corro más peligro del que yo misma me puedo plantear, no pasa nada... Y pasa todo.
03:20 am. Fin del delirio nocturno...
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