Estudiamos juntas en pre-escolar y fuimos las mejores amigas allí.
Estuve en su fiesta de 5 años, la fiesta más rosa que había visto hasta entonces.
Tenía muchas fotos de nosotras juntas que me gustaban, en especial una en la que aparecemos cogidas de la mano con nuestros mandiles de escuela bordados con nuestros nombres y la inocente sonrisa de la niñez con toda una vida por delante.
No recuerdo mucho de lo que hablábamos o nuestros juegos, apenas recuerdo un día en el que volvíamos a casa después de un día en alguna piscina, no sé cual, y caminábamos charlando, tampoco sé de qué, pero nos veo claramente riendo y me recuerdo pensando que aunque solo tenía un año más que yo, la veía casi como a un adulto, con mucho respeto y admiración.
La recuerdo formal, sencilla, tranquila y con un toque de misterio en su sonrisa sin enseñar los dientes a sus escasos 5 años.
Tiempo después cambié de colegio y cada una siguió su camino. Aunque vivíamos en la misma ciudad, no recuerdo que nos juntásemos mucho. La vida aún me llevó más lejos al cambiar de país y en algún momento del auge tecnológico nos reencontramos en redes sociales.
No solíamos hablar, pero estábamos allí, sabía lo que hacía, al menos lo que publicaba y cómo le iba la vida y era suficiente.
En 2017 me escribió emocionada, viajaría a España para estudiar un Máster y quedamos en reencontrarnos y repetir aquella foto de los mandiles de hace más de un cuarto de siglo.
En 2018 se alinearon los planetas y el 10 de mayo nos vimos después de tanto tiempo en el Wizink Center de Madrid, íbamos a un concierto de Arjona.
Fue como volver a tener 5 años un instante, nos abrazamos y quedamos al terminar el concierto.
Esa noche repetimos la foto, nos cogimos de la mano y sonreímos con la esperanza de la juventud en toda una vida por delante.
Hablamos, viajamos en metro de madrugada y vivimos algunas anécdotas divertidas con l@s amig@s que nos acompañaban. Bebimos cervezas, comimos algo, bailamos y nos despedimos por la mañana pensando que nos veríamos en Málaga antes de su regreso a Ecuador.
Pero esa fue la última vez que la vi.
Ayer recibí la triste noticia de su fallecimiento a causa del Covid19 y me ahoga una mezcla de sentimientos que no soy capaz de expresar, me surgen ideas y dudas sobre la vida y la muerte… Tenemos tan asumido el día de mañana, que a veces malgastamos el hoy en preocupaciones sin sentido y en acciones vacías.
Hacen falta más reencuentros, más abrazos, más cariño, más empatía, más compasión, en definitiva, más amor.
Buen viaje, amiga.
Feliz eternidad.
09/07/2021